Corporación del Comercio, la Industria y Servicios de Bahía Blanca.
Artículo para la Revista Institucional.
Título:
“No se ponen la camiseta…”
“La Generación Y. Su relación con el trabajo”
Expresiones como la que encabeza este artículo más:
“Quieren todo ya. No saben como me costó construir lo que hoy tengo…”
“No les pida nada después de las cinco de la tarde”
“No hay nada que los motive”
“Sólo piensan en al presente”.
Y otras expresiones que emergen de los pensamientos de los dirigentes empresarios, es lo que habitualmente escucho en mis intervenciones como consultor.
Si todo esto fuera cierto frente a qué realidad estamos? Peligra la continuidad de la economía mundial? El mundo se está convirtiendo en un “jardín de infantes” donde el “principio de realidad” ha dado lugar al “principio del placer”? Cuantos interrogantes por responder!!!
Los estudiosos del mundo laboral consideran a los “millenians” (Generación Y) a los nacidos entre 1980 y el año 2000. Y en esos últimos veinte años del siglo pasado se produjo mayor conocimiento científico e innovación tecnológica que en toda la historia de la humanidad. En ese período la PC entró en los hogares sin pedir permiso. Allí, al finalizar el siglo pasado, tuvimos la crisis del 2001, donde desaparecieron empresas, puestos de trabajo, expectativas de padres que pensaban jubilarse en la empresa en la cual ingresaron en su juventud, sueños que se desvanecieron para siempre… Pero, como dice el Lic. José Hipedinger, “… por sobre todo, son hijos de un nuevo momento político –la democracia– y ello trae consigo la relación de la generación “Y” con la autoridad emergente, ya sea a través de una persona, un sistema, una empresa, o de sus propios padres. Por lo tanto, es en el vínculo de los Millenials con la autoridad desde donde debemos empezar a entender su “misión” generacional en primer lugar, para luego desandar la interpretación de sus comportamientos y aspiraciones.”
Y como padres pasamos del paradigma teológico “te ganarás el pan con el sudor de tu frente” con el cual nos educaron nuestros antecesores, a “garantizarles que hicieran aquello que los hiciera feliz”. No pretendo ser unicausalístico en este análisis pero tampoco pretendamos quedar afuera de “esto que supimos construir”. Son hijos de padres que “siempren están ahí”, con una actitud de asistencia permanente que en más de una oportunidad nos los deja crecer y después comentamos cómo se ha extendido la adolescencia.
Los jóvenes pertenecientes a esta generación poseen algunas características bien definidas:
* No están dispuestos a ceder tiempo personal por tiempo laboral. Buscan el equilibrio entre la vida laboral y la vida en familia.
* Califican al sistema laboral con cierto sesgo de perversidad como consecuencia de las experiencias vividas por sus padres.
* Disfrutan del proceso –del presente- y no de la supuesta recompensa que recibirán al final de la carrera laboral. Sus padres tenían un pensamiento mágico que al final del camino estaba la felicidad… con la jubilación??
* Buscan desafíos relacionados con sus intereses personales… caso contrario se aburren.
* A los líderes los respetan más por la integridad de sus desempeños que por el nivel jerárquico que ocupen en la empresa.
* No son empleados… Son “empleables”. Se reconocen como sujetos portadores de conocimientos y habilidades que pueden ser vendidos a aquellas instituciones que posean un alto grado de compatibilidad con sus intereses personales.
Frente a esta realidad no habrá llegado el momento de revisar nuestros paradigmas mentales sobre la forma de hacer gestión y como seleccionar, motivar y retener a quienes serán los que nos ayuden a conseguir los objetivos que nos hemos propuestos como dirigentes empresarios? El desafío está. La peor ignorancia es no atreverse…
Roberto Jolías
Director de Jolías consultores.