En épocas de crisis económica, desempleo, falta de trabajo, etc. etc. Los comentarios sobre cómo resolver esta problemática son diversos y generalmente se orientan hacia “cómo se pueden generar puestos de trabajo a través de la inversión de capital, nacional o extranjero”. Lo cual no está mal… Es una mirada del problema entre tantas otras y que afecta al mundo en general y a nuestro país en particular…
Yo me voy a permitir reflexionar no desde el lado de la demanda laboral sino desde el ángulo de la oferta…

¿En más de una oportunidad me he puesto a pensar qué características tendrán esos nuevos puestos de trabajo que se generarán a futuro? ¿Qué competencias demandarán las empresas para producir ingresos de personal? ¿Qué saberes, habilidades y actitudes deberán desarrollar las nuevas generaciones para tener cabida en el nuevo mundo laboral? ¿Esas competencias que se demandan o demandarán a futuro, nuestros centros de estudios terciarios y/o universitarios las están produciendo?
Quizás haya más de una respuesta a estas preguntas… Pero detrás de las grandes preguntas se pueden encontrar las grandes soluciones a situaciones que son transversales en la sociedad del consumo.
Muchos autores dicen que las crisis son reveladoras… nos permiten distinguir creencias que, a veces, son limitantes para generar oportunidades. Ya que nos dirigimos hacia una nueva normalidad deberíamos “cuestionar” nuestra creencia de “encontrar empleo”. Debo encontrar un trabajo o quizás “vender” mis competencias:
¿Qué tengo yo como potencial empleado que a un empresario le pueda interesar tener en su organización?

Y esta pregunta me deriva a otra de las preguntas que hice al inicio del artículo: ¿Los centros educativos qué competencias están produciendo? ¿Esas competencias facilitan la inserción del joven profesional en las empresas? Y mi respuesta, por no pecar de certeza, es en escasas oportunidades… Los egresados de las universidades se ahogan cuando ingresan a las empresas. Entre lo que requieren las empresas y lo que pueden ofrecer los jóvenes profesionales hay una brecha significativa.
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En el mejor de los casos seguimos produciendo profesionales con un adecuado nivel de competencias técnicas… Si es un Ingeniero sabe de derivadas e integrales, de hacer cálculos de estructura. Si es una licenciada en química de prácticas de laboratorio y de fórmulas magistrales… Si es contador como liquidar impuestos y hacer una declaración jurada de bienes personales y así podría seguir relacionando títulos y conocimientos y habilidades técnicas. Pero el conocimiento, en una profesión, es la condición necesaria pero no suficiente para ser “empleable”.
Los nuevos escenarios laborales demandan cumplir con la misión de la empresa creando valor con valores. Crear valor a través de los valores que expreso en mi accionar. Si piensas que “tu trabajo es hacer tu trabajo”, tu trabajo está en peligro. Hoy se requieren competencias vinculares (comunicación, habilidad interpersonal, responsabilidad incondicional frente a los resultados, aprender a aprender, etc.) que son las que generan valor a través de visión personal o proyecto de existencia que posea la persona. ¿Y saben qué? Esto no está en los programas académicos de nuestros centros de estudio.
Educar en valores es una materia que no existe en los programas pero tampoco en la mente de muchos educadores.
Los valores son los que agregan valor a la tarea desempeñada por un colaborador. Las empresas poseen un desafío muy significativo para construir “culturas fuertes” que diseñen desempeños laborales que, como mínimo, permitan distinguirse de los competidores. Tal vez el primer paso sea “Ser menos malos que los que nos rodean”.

El compromiso con la tarea desempeñada nace desde adentro, desde nuestra interioridad, de nuestro “ser”. “La mejor forma de hacer es ser” dice un proverbio chino.
Leyendo una biografía de John F. Kennedy accedí a una experiencia que el presidente de los EE.UU. vivió en una oportunidad que visitó la NASA cuando el país del norte se proponía poner un ser humano en la luna. Recorriendo las instalaciones de Cabo Cañaveral se cruzó con un empleado encargado de la limpieza de las instalaciones y le preguntó: “Which is your work? (Cuál es tu trabajo?) y la respuesta fue: “My work is collaborate to put a man in the moon” (Mi trabajo es colaborar para poner un hombre en la luna) … Su desempeño estaba totalmente alineado con la misión de la NASA.
¿Cuál es el trabajo de cualquier empleado hoy en día más allá del rubro de la empresa, su jerarquía en la misma y sus conocimientos? “Ayudar a la compañía a ganar”. Cumplir con la misión de la empresa creando valor.
¿Seguiremos buscando trabajo o nos preocuparemos por ofrecer empleabilidad?
Prof. Roberto Jolías
Especialista en Cambio Organizacional y Comportamiento Humano